La pata de gallo o pied de poule es una trama que se caracteriza por la repetición simétrica de figuras abstractas de cuatro puntas que se asemeja a la pisada de un gallo, así de simple.
Modelo Simone Pata de Gallo con talón descubierto.
Ahora bien, este patrón de tejido tuvo sus inicios en los siglos XIX y XX, donde era usado por aristócratas ingleses, destacando al duque de Windsor, quien fue una de las primeras figuras importantes de ese tiempo en lucir esta hermosa tela. Sin embargo, fue la firma neoyorquina De Pinna, la que se encargó de hacer una de las primeras referencias de la tela pata de gallo en el mundo de la moda en su colección primavera/verano de 1933, de trajes para hombre.
Unos años más tarde, en el año 1948, el famoso y muy reconocido diseñador Christian Dior, llevó a la pasarela este estampado con sus prendas de alta costura, utilizándolo también en las cajas donde empacaba los perfumes de su línea de diseño, colocándole por nombre: Houndstooth Check (Cuadros Pata de Gallo).
¿Cómo llegó al clóset de las mujeres?
Claro que de la mano de la rupturista Cocó Chanel en los dorados años 20 y luego formando parte de la propuesta de Christian Dior en los 50s. Y así, los tejidos de identidad escocesa, comenzaron su trayectoria en la moda femenina transformando la sastrería en las piezas del nuevo lujo.
En la década de los sesenta, la revolución de la moda también habló en pied de poule. El tejido se adaptó a los equipos a go gó combinando suéteres con minifaldas y botas y se ganó un espacio en la bohemia de época. En los setentas fueron las francesas las que presumieron esta trama en ítems básicos que siguen su vigencia hasta el día de hoy.
Fuente: voguemx